03.06.2021

Investigadores de 17 hospitales españoles validan una metodología para calcular el riesgo exacto de desarrollar dolor crónico a raíz de una cirugía

  • Este trabajo, galardonado con el Premio de Investigación en Dolor de la Universidad de Salamanca y Fundación Grünenthal, ha implicado la evaluación de más de 1.000 pacientes y ha sido reconocido por los avances que implica para prevenir el dolor crónico posquirúrgico.
  • Un 13% de los adultos intervenidos en patologías como la hernia inguinal desarrollan dolor crónico; un 25% de ellos siguen teniendo que medicarse cuatro meses después y sufren limitaciones en su vida cotidiana y laboral.
  • La Universidad de Salamanca ha acogido el acto de entrega del premio, dotado con 4.000 euros, y que tiene como objetivo impulsar aquellos proyectos más novedosos en el campo del dolor.

La Cátedra Extraordinaria del Dolor de la Fundación Grünenthal-Universidad de Salamanca ha hecho entrega del galardón de la XXI edición del ‘Premio a la Investigación en Dolor’ que se falla anualmente para reconocer e impulsar los proyectos más novedosos sobre el conocimiento del dolor en el ámbito epidemiológico, experimental, farmacológico y clínico.

El ganador en esta ocasión ha sido el trabajo titulado ‘Presurgical risk model for chronic postsurgical pain based on 6 clinical predictors: a prospective external validation’, publicado por Antonio Montes, Gisela Roca, Jordi Cantilloy Sergi Sabate y otros 98 investigadores. Esta publicación ha sido seleccionada entre los 31 candidatos presentados, por su originalidad, interés científico, relevancia y avances propuestos

Según ha explicado el Dr. Antonio Montes, jefe de la Unidad del Dolor Hospital del Mar de Barcelona y autor principal del estudio, este trabajo ha consistido en la validación científica de un ‘score’ (una metodología para evaluar la situación de un paciente) que el grupo publicó inicialmente en 2015 y que denominaron ‘Gendolcalt’. Este ‘score’ permite determinar antes de la cirugía, el riesgo exacto de un paciente para desarrollar dolor crónico postquirúrgico.

“Esta validación la hemos realizado en más de 1.000 pacientes de 17 hospitales, 10 que ya participaron en el primer estudio y siete que se han incorporado para este”, ha explicado el Dr. Montes, quien es también profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), presidente de la Sociedad Catalana de Dolor y vicepresidente de la sección Dolor Agudo y Crónico de la Sociedad Española de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor (SEDAR).

La aplicación del ‘score’ tiene varias líneas de actuación, entre las que este especialista ha enumerado las siguientes: “informar de forma precisa al paciente y también a los equipos quirúrgicos del riesgo de desarrollar dolor crónico postquirúrgico; evitar o posponer una cirugía cuando esta no es imprescindible, por ejemplo en herniorrafia inguinal; aplicar medidas para intentar disminuir este riesgo, si hay que realizar estas cirugía; y realizar un seguimiento más específico de estos pacientes en el postoperatorio, con el fin de obtener un adecuado control del dolor y detectar signos de alarma, como dolor intenso y mantenido o dolor de características neuropáticas”.

“En el primer estudio realizado por nuestro grupo, vimos que un 25% de los pacientes con dolor crónico postquirúrgico tomaban analgésicos por este motivo después de cuatro meses de haber sido intervenidos, y además referían una limitación moderada o intensa para realizar las actividades de la vida diaria”, ha detallado el Dr. Montes, quien ha incidido en que en el caso de los pacientes intervenidos por hernia inguinal, un 2% de los mismos no se habían podido reincorporar a su trabajo por el dolor tras dos años de la cirugía.

“A lo largo de los últimos 25 años se han realizado numerosos estudios sobre todos los posibles factores que pueden estar implicados en la génesis de este dolor, algunos relacionados con las características del paciente y otros con el tipo de cirugía, muchos de ellos con resultados contradictorios”, ha manifestado el autor principal del trabajo premiado, que ha indicado que el modelo defendido por su grupo está constituido por seis variables preoperatorias: “el tipo de cirugía, la edad, el dolor preoperatorio moderado o intenso en la zona de la intervención, el dolor preoperatorio moderado o intenso en otras partes del cuerpo, y los componentes físico y mental del cuestionario de calidad de vida SF-12”.

En opinión del Dr. Montes, galardones como el ‘Premio a la Investigación en Dolor’ son muy necesarios, “ya que lamentablemente son muy escasos en nuestro país los premios dedicados específicamente a proyectos de dolor”. El especialista ha destacado la importancia de este certamen por la labor de divulgación que supone y por la ayuda económica para continuar desarrollando una línea de investigación.

Este galardón está dotado con 4.000 euros, con el objetivo de ayudar a que los ganadores prosigan con sus labores investigadoras. El Dr. Montes ha explicado que la principal línea de trabajo que está desarrollando consiste en estudiar medidas específicas terapéuticas antes de la cirugía en pacientes de alto riesgo, al disponer de este score de riesgo validado. “Esto no se ha hecho hasta el momento, pues las medidas aplicadas se han estudiado globalmente en todos los pacientes sometidos a cirugía, independientemente de si podían ser pacientes de bajo o alto riesgo”.

“Una vez más siguiendo los planteamientos de la Cátedra Extraordinaria del Dolor ‘Fundación Grünenthal’, se premia un trabajo clínico, eminentemente práctico y que conjuga la seriedad científica con la positividad de los resultados a la hora de su aplicación en la práctica”, ha explicado el profesor Clemente Muriel, director de la Cátedra.

Fundación Grünenthal

La Fundación Grünenthal nació en el año 2000 con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes con dolor, lo que queda patente en cada paso que da y en cada iniciativa en la que participa. Bajo esta premisa, sus actividades se sustentan en el desarrollo de iniciativas relacionadas con la investigación, la formación y la divulgación científica y social, para mitigar las repercusiones del sufrimiento y del deterioro en la calidad de vida de los pacientes que padecen dolor.

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